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jueves, 19 de julio de 2012

ESTRATEGIAS DE INTERACCIÓN ORAL EN EL AULA Una didáctica crítica del discurso educativoCAPÍTULO II El taller crítico, un mediador del acto educativo 05.


CAPÍTULO II
El taller crítico, un mediador del acto educativo
Elaborado por Alejandra Gonzales Lucana
El taller crítico consiste en la reunión de un grupo de personas que desarrollan funciones o papeles similares, para estudiar y analizar problemas y producir reflexiones, conclusiones o soluciones de conjunto, lo cual implica que éste combina actividades tales como trabajo de grupo, sesiones generales, elaboración y presentación de actas e informes, organización y ejecución de trabajos en comisiones, investigaciones.
El adjetivo crítico que se vincula a la palabra taller, alude a uno de los objetivos rectores e la educación y es el de lograr que los estudiantes desarrollen un pensamiento capaz de cuestionar, evaluar y valorar para construir nuevos sentidos en el proceso de aprendizaje, de tal manera que en su ejercicio se promueva la capacidad de reflexionar sobre la validez del trabajo en equipo, el respeto por los puntos de vista de los otros a la luz del conocimiento y del aprender a ser y construir saber, haciendo.
El pensamiento crítico
Elaborado por Alejandra Gonzales Lucana
Siguiendo a Peter Facione (2001, p. 1), el pensamiento crítico es un conjunto de capacidades intelectuales de orden superior que se deben fortalecer en los estudiantes, a partir del análisis, síntesis, conceptualización, manejo de información, pensamiento sistémico, actitud crítica, investigación y metacognición. En su definición, precisa que el pensamiento crítico se concibe como un juicio autorregulado y con un propósito que conduce a la interpretación, análisis, evaluación e inferencia; así como a la explicación de la evidencia, concepto, metodología, criterio o contexto sobre el que se basa ese juicio.
El taller crítico y la pedagogía activa
Desde esta perspectiva, el taller crítico se inscribe en una pedagogía activa que moviliza al estudiante a pensar de manera crítica y pone en tela de juicio el método tradicional que se refiere a la simple transmisión de conocimientos en donde el estudiante repite a partir, sobre todo, de lo captado por la memoria. En efecto, el taller crítico plantea un reto: tanto el docente como los estudiantes deben compartir un papel de primera línea, protagónico, en el proceso enseñanza-aprendizaje y, por consiguiente, la universidad es el contexto adecuado para el ejercicio que permita concretarlo, si basa el accionar de los interesados en una didáctica de formación integral participativa desde el análisis, la reflexión y la evaluación formativa.
El taller crítico facilita el aprendizaje por descubrimiento, lo que implica una combinación entre la formación teórica y la práctica, aunque es preciso apuntar que, dadas las limitaciones evidentes de los currículos académicos y de la propia estructura del sistema educativo, su ejercicio no es fácil.
El taller crítico permite, además, una evaluación más sistemática y completa del estudiante, pues se valora su proceso, sus actitudes, sus capacidades y sus conocimientos en lugar de acceder a una cuantificación descontextualizada en exámenes que quizás no admiten mayor objetividad. Esto hace que el taller crítico sea una instancia en la que el estudiante se ve precisado a aplicar los conocimientos adquiridos en lo referente a métodos y técnicas de investigación.
Además, el taller crítico posibilita un trabajo multidisciplinario e interdisciplinario, pues con diversos enfoques y desde distintos criterios científicos se pueden desarrollar las temáticas planeadas para el curso. Así, no solo es la voz y la visión del profesor la que recibe el discente, sino que éste puede, desde sus exploraciones y con el concurso de grupo, aportar a su formación profesional, desde lo colectivo, en una sinergia plurivocal que pone de manifiesto un concierto educativo provocador de lo nuevo, donde la capacidad de la sorpresa, la expectativa por la indagación, el placer de la aventura, el encuentro con la contradicción y el reto que genera la incertidumbre, Morin (1995, p. 9), cobran valor como maneras de acceder a la construcción del conocimiento.
El taller crítico como estrategia didáctica
El taller crítico, en su puesta en escena en el aula, se constituye en una estrategia dialógica que cuenta con variantes. Así se puede considerar de las siguientes formas:
-Total, cuando incorpora a todos los profesores y estudiantes del centro educativo en la realización de un programa o proyecto.
-Vertical, si comprende cursos de desiguales niveles Y
-Horizontal, cuando involucra a los integrantes de un mismo nivel o de un mismo núcleo temático.

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